Capilla Sixtina
"Capilla Sixtina"
Obra: decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina
Autor: Miguel Ángel Buonarroti
Año: entre 1508 y 1512.
Nos encontramos, por lo tanto, ante una obra pictórica del Cinquecento italiano.
En la imagen podemos observar la decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina. Fue el Papa Julio II quien le encarga a Miguel Angel la decoración del techo de la capilla, fundada por Sixto IV.
La capilla es de planta rectangular de algo más de 40 metros de largo por 13 de ancho y 20 metros de altura. Para decorar una superficie tan extensa, Miguel Ángel optó por crear una arquitectura pintada que dividiera la bóveda en compartimentos. Así, en primer lugar, en las cuatro pechinas de las esquinas representa cuatro escenas del Antiguo Testamento que narran la salvación del pueblo judío de distintas amenazas: Judit y Holofernes, David y Goliat, la serpiente de bronce y el castigo de Amán.
En las enjutas sobre los ventanales, ocho en total, y en los lunetos pinta a los antepasados de Cristo en el orden citado en el Evangelio de Mateo. .Entre las enjutas y pechinas crea pilastras fingidas con decoración escultórica pintada para crear la ilusión de estar realizadas en mármol. Entre ellas,sentadas en tronos, el autor sitúa las primeras grandes figuras de la composición, un total de siete profetas y cinco sibilas. Sobre las pilastras arrancan arcos fajones, también fingidos, que dividen la bóveda en diferentes tramos que permitirá al pintor separar las distintas escenas centrales creando espacios rectangulares. Sobre el remate de las pilastras, en el arranque de dichos arcos fajones, descansan unas figuras masculinas jóvenes desnudas que adquieren las más diversas y complejas posturas denominadas ignudi. En los rectángulos centrales, que alternan unos de mayor tamaño con otros más reducidos, Miguel Ángel va a representar los temas centrales de toda la composición. Todos ellos provienen del Génesis, primer libro del Antiguo Testamento: La Creación de la Luz, la Creación de las plantas y los astros, la Creación del mundo, la Creación de Adán, la Creación de Eva , el Pecado Original y la Expulsión del Paraíso, el Sacrificio de Noé, el Diluvio Universal y la Embriaguez de Noé.
En las enjutas sobre los ventanales, ocho en total, y en los lunetos pinta a los antepasados de Cristo en el orden citado en el Evangelio de Mateo. .Entre las enjutas y pechinas crea pilastras fingidas con decoración escultórica pintada para crear la ilusión de estar realizadas en mármol. Entre ellas,sentadas en tronos, el autor sitúa las primeras grandes figuras de la composición, un total de siete profetas y cinco sibilas. Sobre las pilastras arrancan arcos fajones, también fingidos, que dividen la bóveda en diferentes tramos que permitirá al pintor separar las distintas escenas centrales creando espacios rectangulares. Sobre el remate de las pilastras, en el arranque de dichos arcos fajones, descansan unas figuras masculinas jóvenes desnudas que adquieren las más diversas y complejas posturas denominadas ignudi. En los rectángulos centrales, que alternan unos de mayor tamaño con otros más reducidos, Miguel Ángel va a representar los temas centrales de toda la composición. Todos ellos provienen del Génesis, primer libro del Antiguo Testamento: La Creación de la Luz, la Creación de las plantas y los astros, la Creación del mundo, la Creación de Adán, la Creación de Eva , el Pecado Original y la Expulsión del Paraíso, el Sacrificio de Noé, el Diluvio Universal y la Embriaguez de Noé.
Se puede observar como, durante la realización de la Obra, se produjo un cambio en la manera de componer del pintor. Así, en las primeras escenas, las que hace referencia al Diluvio Universal y a Noé, Miguel Ángel se decantó por representar un gran número de figuras. Sin embargo, al comprobar que su visualización desde el suelo, dada la altura de la capilla, se hacía difícil y confusa, Miguel Ängel optó por cambiar la manera de componer con escenas formadas por pocas figuras y de un tamaño mayor que ayudaban a visualizar y entender la escena de manera más fácil.
En cuanto a la técnica utilizada es el fresco y destaca el predominio de la línea sobre el color. Miguel Ängel le da un absoluto protagonismo a la figura humana, prescindiendo prácticamente de detalles secundarios, animales o paisajes que puedan distraer al espectador del tema representado. Es precisamente en estas figuras donde Miguel Ángel se muestra como un "escultor que pinta", como podemos observar en sus figuras humanas, grandiosas, de musculaturas potentes y en tensión y de cuerpos que se torsionan adoptando las posturas más complejas posibles. La "terribilitá" que parece presidir su obra escultórica también está presente en las figuras como el Dios creador que, volando en violentos escorzos, crea el el sol, la luna y los astros con gestos y una "violencia creadora" nunca vista hasta entonces. Entre las influencias más visibles en la obra de Miguel Ángel, cabe citar a Masaccio, a quien había copiado en su juventud, y a quien hace un homenaje con el ángel de la expulsión del paraiso, claramente influenciado por el pintado por Masaccio en la Capilla Brancacci.
Miguel Angel hace un alarde de conocimiento de la anatomía humana en figuras como Adán que, en la creación, despierta tras el contacto del dedo de Dios Padre, quien se aleja del hombre sostenido por una corte de ángeles. El pintor prescinde de pintar el paraíso y, por el contrario, coloca a Adán sobre una pendiente que genera tensión a la vez que anuncia la futura caída del hombre, fruto del Pecado Original.
Respecto a los colores usados por el pintor, tras la restauración llevada a cabo entre 1990 y 1994, se descubrieron unos colores brillantes y luminosos que contradecían la creencia que hasta ese momento existía del uso por parte del pintor de colores apagados que, como demostraron las restauraciones, no eran sino la consecuencia del humo debido continuo uso durante siglos de velas para iluminar la capilla.
En 1508 Miguel Ángel recibió el encargo de pintar el techo de la Capilla Sixtina, decorada en azul con estrellas doradas, cuando la aparición de unas grietas aconsejaban una restauración. La capilla, mandada a construir por el tío de Julio II, Sixto IV, era la capilla papal, donde se elegía al nuevo pontífice. A lo largo del Quattrocento sus paredes habían sido decoradas por pinturas realizadas por algunos de los mejores pintores del momento, como Botticelli o Perugino, con escenas dedicadas al Antiguo Testamento (ciclo de la vida de Moisés), en la pared sur, y al Nuevo Testamento, en la pared norte; así como los retratos de cuerpo entero de 32 papas de la primera era del cristianismo flanqueado los ventanales, diversos cortinajes y elementos de trampantojo en el espacio inmediatamente inferior.
Lejos de aceptar este encargo con agrado, Miguel Ángel se resiste a realizarlo con todas sus energías dado a dos motivos de peso: a pesar de su formación de joven como pintor, él se consideraba fundamentalmente escultor y, lo más importante, aún no había comenzado la tumba que el papa le había encomendado, un proyecto escultórico de magnitud colosal que requeriría de todo su tiempo. Obligado aceptarlo, el primer esbozo se componía de los doce apóstoles en los lunetos (espacios entre las enjutas). Sin embargo, al poco de iniciarlo, el pintor se decantó por un proyecto mucho más ambicioso.
Si bien, en un primer momento Miguel Ángel cuenta con ayudantes, poco después los despide y decide acometer casi en solitario la titánica tarea de pintar una superficie próxima a los 500 metros cuadrados, 175 unidades pictóricas y más de 350 figuras individuales. Tan sólo contará con algunos ayudantes para la preparación de los fondos y mezclar colores.
Miguel Angel mostró una absoluta libertad creativa a la hora de componer las escenas. Por este motivo, ni la elección de los episodios del Génesis ni su orden se ajustan por completo a los reflejado en la Biblia. Por ejemplo, la división de las imágenes no se corresponden exactamente con los días de la Creación como por ejemplo podemos ver en la escena en la que la creación de las plantas (tercer día) aparece junto a la del Sol y la Luna (cuarto día) mientras que la creación de Adá y Eva (sexto día) aparece en distintas escenas. La principal desviación en el orden se da en la escena del Sacrificio de Noé que es pintada con anterioridad al Diluvio y no tras él. Puede que esta alteración de las escenas tuviera un significado como el de mostrar la Creación anterior al la aparición del Hombre, el ciclo de la primera pareja humana, el pecado y su consecuencia y, por último, la Humanidad tras el pecado original, representado por Noé.
Con la representación de los profetas, hombres del Antiguo Testamento, y las sibilas, mujeres que también tenían el don de la clarividencia en el mundo pagano, Miguel Ángel quiso unificar la tradición cristiana y pagana para remarcar el carácter universal de la misión redentora de Cristo.
Más problemática resulta la interpretación de los ignudi. figuras masculinas desnudas que en muchas ocasiones fueron interpretadas como figuras meramente ornamentales. Sin embargo, dado que se ubican en el lugar reservado en el esbozo primitivo para los ángeles, podrían tener el significado de mediadores entre el mundo terrenal y el divino.
Para entender el significado teológico de la bóveda hay que ponerla en relación con el conjunto de la Capilla. Así, el Papa, en este caso Julio II, aparece como sucesor de los papas, a su vez sucesores de Pedro quien recibió su autoridad directamente de Cristo (pared norte). Jesús, a su vez, completa la ley Mosaica del Antiguo Testamento (pared sur) y es el fruto de una estirpe que aparece en los lunetos y continúa con la historia de Noé hasta remontarse a Adán y Eva (de cuyo Pecado original libra Cristo a la Humanidad) hasta el momento de la Creación, entroncando al Hijo con el Padre. Julio II quería, además, remarcar el carácter genealógico de la Capilla: la obra iniciada por su tío, Sixto IV, es continuada por él, dejando constancia de su mecenazgo en la abundancia de bellotas y robles (emblema de la familia Della Rovere a la que pertenecía el papa) en las imágenes y elementos decorativos.
Si bien Miguel Ángel se opuso en un primer momento a realizar el encargo de Julio II de decorar la bóveda de la Capilla Sixtina, finalmente realizó en un tiempo récord de menos de cuatro años, un proyecto mucho más ambicioso que el primitivo. Éste muestra el talento de Miguel Ángel a la hora de componer figuras y escenas con una grandeza y movimiento únicos, convirtiendo a esta obra en una de las Obras más universales de la Historia del Arte Occidental.
Si bien, en un primer momento Miguel Ángel cuenta con ayudantes, poco después los despide y decide acometer casi en solitario la titánica tarea de pintar una superficie próxima a los 500 metros cuadrados, 175 unidades pictóricas y más de 350 figuras individuales. Tan sólo contará con algunos ayudantes para la preparación de los fondos y mezclar colores.
Miguel Angel mostró una absoluta libertad creativa a la hora de componer las escenas. Por este motivo, ni la elección de los episodios del Génesis ni su orden se ajustan por completo a los reflejado en la Biblia. Por ejemplo, la división de las imágenes no se corresponden exactamente con los días de la Creación como por ejemplo podemos ver en la escena en la que la creación de las plantas (tercer día) aparece junto a la del Sol y la Luna (cuarto día) mientras que la creación de Adá y Eva (sexto día) aparece en distintas escenas. La principal desviación en el orden se da en la escena del Sacrificio de Noé que es pintada con anterioridad al Diluvio y no tras él. Puede que esta alteración de las escenas tuviera un significado como el de mostrar la Creación anterior al la aparición del Hombre, el ciclo de la primera pareja humana, el pecado y su consecuencia y, por último, la Humanidad tras el pecado original, representado por Noé.
Con la representación de los profetas, hombres del Antiguo Testamento, y las sibilas, mujeres que también tenían el don de la clarividencia en el mundo pagano, Miguel Ángel quiso unificar la tradición cristiana y pagana para remarcar el carácter universal de la misión redentora de Cristo.
Más problemática resulta la interpretación de los ignudi. figuras masculinas desnudas que en muchas ocasiones fueron interpretadas como figuras meramente ornamentales. Sin embargo, dado que se ubican en el lugar reservado en el esbozo primitivo para los ángeles, podrían tener el significado de mediadores entre el mundo terrenal y el divino.
Para entender el significado teológico de la bóveda hay que ponerla en relación con el conjunto de la Capilla. Así, el Papa, en este caso Julio II, aparece como sucesor de los papas, a su vez sucesores de Pedro quien recibió su autoridad directamente de Cristo (pared norte). Jesús, a su vez, completa la ley Mosaica del Antiguo Testamento (pared sur) y es el fruto de una estirpe que aparece en los lunetos y continúa con la historia de Noé hasta remontarse a Adán y Eva (de cuyo Pecado original libra Cristo a la Humanidad) hasta el momento de la Creación, entroncando al Hijo con el Padre. Julio II quería, además, remarcar el carácter genealógico de la Capilla: la obra iniciada por su tío, Sixto IV, es continuada por él, dejando constancia de su mecenazgo en la abundancia de bellotas y robles (emblema de la familia Della Rovere a la que pertenecía el papa) en las imágenes y elementos decorativos.
Si bien Miguel Ángel se opuso en un primer momento a realizar el encargo de Julio II de decorar la bóveda de la Capilla Sixtina, finalmente realizó en un tiempo récord de menos de cuatro años, un proyecto mucho más ambicioso que el primitivo. Éste muestra el talento de Miguel Ángel a la hora de componer figuras y escenas con una grandeza y movimiento únicos, convirtiendo a esta obra en una de las Obras más universales de la Historia del Arte Occidental.
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